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jueves, 13 de junio de 2019

Polifonía


La profecía decía que serían cuatro campanadas, todas a la vez, al unísono. Nunca se logró. Quisieron detener el tiempo, lo lograron... y las campanas tañeron juntas, por primera vez. Pero sonaron antes o después de ese instante y nadie las pudo escuchar.
Soltaron las cuerdas del presente, las cortaron; y el tiempo se alejó con un quedo gemido, huyendo como el aliento del viento, hacia más allá de donde se puede ver, hasta ese lugar que los humanos jamás van a conocer. A lo lejos, se fue apagando un llanto.
Las campanas sonaron cuatro veces y, entre tañido y tañido, todos y cada uno de los que habitan la tierra, pudieron escuchar el oprobioso silencio del ser, que es sólo ruido, entre sonido y sonido.
La música quedó fuera de ellos. Y sólo pueden escucharla.










Autor: Cristian Crucianelli


cristian_crucianelli@yahoo.com.ar
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*Todos los derechos reservados.


A un lado del horizonte


   El camino se va acortando más y más. Y allá, no tan lejos, parece terminar abruptamente. Alguien me aguarda, sin saber que me aguarda. Creo que es una mujer. No puede verme. Hace equilibrio en la línea del horizonte. Se saca y se pone el sombrero, y hace una reverencia. Es una mujer. Está de espaldas y no me ve llegar. Si la beso, se cae; si la ignoro, se muere. Si anticipo qué voy a hacer, se termina el cuento. Se saca y se pone el sombrero y hace otra reverencia. Levanta un pie del horizonte y allí se queda suspendida en un único punto de apoyo, como un signo de interrogación. El último renglón del destino es una pregunta. Escucho su respiración. Si la beso, se cae; si la ignoro, se muere. Si se da vuelta para mirarme para saber quién soy, apago la luz.
Apagué la luz.
De qué lado habrá caído...









Autor: Cristian Crucianelli


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